Cada año se gastan miles de millones en para promover el consumo de carne y sus derivados. Todos hemos visto a esos , con risueñas, comiendo hot dog y familias felices reunidas alrededor de un asado.
BENZOPIRENO AL ASADOR
Durante la cocción de la parrillada ocurre un fenómeno poco conocido; las gotas de grasa desprendidas de la carne y/o embutidos, en contacto con el carbón y altas temperaturas forman Benzopireno, un hidrocarburo que forma parte del humo del tabaco y que tiene propiedades cancerigenas. Una tira de carne con toda su grasa y bien asada equivale a treinta paquetes de cigarrillos.
Los extractos de nitrógeno encontrados en los músculos de animal son parcialmente responsables del sabor de la carne. Mediante el cocinado y las masticación, las carnes liberan el nitrógeno el cual tiende a estimular el apetito y actúa en el tracto digestivo.
Las personas que trabajan en empresas de producción de carne lo saben y advierten que los animales no deben ser sacrificados cuando están muy nerviosos, tienen mucho calor o estén fatigados. Su muerte dicen, debe llegar cuando estén tranquilos y descansados. Sin embargo la excitación que tiene el animal al ser sacrificado hace que sus propias segregaciones lo envenenen afectando el gusto y la calidad de su carne.
Un bistec asado puede tener hasta 50 microgramos de esta sustancia y hay que recordar que en experimentos con animales de laboratorio se ha provocado cáncer inyectando solo 2 miligramos de esta sustancia.
CAMBIOS EN LAS PERSONAS QUE COMEN CARNE
Para la prevención del cáncer, podemos cambiar nuestros hábitos alimenticios y divertirnos con estos cambios, haciendo acopio de nuestro ingenio para ir descubriendo formas de alimentación más sana.
El que nos demos cuenta de lo que se esconde detrás de una sabrosa carne asada no significa que dejemos de pasarla bien y disfrutar las ocasiones festivas con nuestra familia y amigos. Tenemos muchas opciones para acompañar con una dieta sana las celebraciones y festejos.
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