martes, 21 de agosto de 2012

Captotrofilia: Obsesionarse con el Espejo.

Preguntarle al espejo lo bonita que lucimos de vez en cuando no es malo; en cambio, detenerse en cada superficie reflectora para observar minuciosamente el cuerpo “por si falta algo” sí indica una adicción denominada por los psiquiatras como captotrofilia.


Quienes la padecen son aquellas personas que se miran en el espejo de pared completa en su habitación, en el retrovisor del carro, en las vitrinas de las tiendas, en la pantalla del celular y hasta en el reflejo de su sombra en el piso, en búsqueda inconsciente de defectos en su imagen.

El comportamiento puede ser migratorio, es decir, un día la atención se centra en los abdominales y otro en la nariz, o también una zona en particular del cuerpo es el motivo de la obsesión, a tal punto de que la cirugía estética se convierte en un peligroso aliado, puesto que una vez hecho el primer retoque se querrán aumentar las visitas al cirujano deseando la perfección.


Los vulnerables a esta adicción no son sólo las mujeres sino además los hombres, cosa poco extraña en la actualidad, donde la metrosexualidad se ha convertido en parte de la cotidianidad masculina.

Lo aconsejable ante esta situación es acudir a un especialista en salud mental antes que a un cirujano plástico. Con terapia, la adicción se supera y el espejo dejará de ser tan importante.

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