domingo, 6 de octubre de 2013

El autobús de Barcelona prueba una máquina expendedora de golosinas



Chicles y chocolatinas a un euro en el ‘bus’. Los autobuses urbanos de Barcelona han empezado a probar qué tal funcionaría el vending en ruta instalando una máquina expendedora en un autobús de la línea 7, una iniciativa pionera en España. De momento el aparato solo está instalado en un vehículo y la idea es probar su efectividad durante seis meses para posteriormente valorar futuras acciones.  La mayoría de usuarios consultados desaprueban la medida porque ven “incongruente” poder comprar chicles y no una tarjeta de autobús.
Un único vehículo de la línea 7 de autobús en Barcelona, que une el Fòrum con Zona Universitaria, circula desde hace unos días con una máquina expendedora de chocolatinas y chicles en su interior . El aparato permanecerá seis meses en funcionamiento y posteriormente “si despierta interés valorará la viabilidad de colocarla de forma definitiva en otros autobuses urbanos de la ciudad. La entidad califica la medida de “experimento” que se enmarca dentro de las diversas iniciativas puestas en marcha por la entidad para conseguir “ingresos complementarios”, algo que ya sucede en las paradas del suburbano de la capital catalana y en otras ciudades. Según ha confirmado a este medio la empresa encargada de la gestión, Wrigley, se trata de una acción pionera en España.
Extraplana para no generar molestias
El aparato, de menor tamaño que los que desde hace años están instalados en los andenes del metro, se encuentra situado en la zona habilitada para cochecitos y sillas de ruedas apoyada sobre una barra,  se optó por un modelo “extraplano” que no ocupara mucho espacio ni molestara a los viajeros.
Pero muchos de usuarios consultados reciben con sorpresa el nuevo elemento presente en el autobús y la inmensa mayoría creen que, antes que este servicio, sería conveniente implantar otros que tengan más que ver con el uso del transporte. En este sentido Júlia, funcionaria y habitual del bus, no cree que “sea necesario comprar chicles en el bus, en cambio sí que me gustaría poder comprar una tarjeta”, reivindica. Para Maria Dolores Álvarez, además, incorporar más elementos en unos vehículos que habitualmente van atestados de gente no hace más que contribuir a la sensación de “agobio”. Tampoco el matrimonio leridano formado por Josep Maria Amorós y Maria Alba acaba de ver con buenos ojos el nuevo servicio en pruebas. Aunque Maria Alba cree que puede ser útil cuando vas con niños Josep Maria considera que es “más necesario” poder comprar un abono.
Otras iniciativas
Esta no es la única iniciativa comercial que Barcelona ha instalado dentro de sus autobuses para conseguir fuentes extra de ingresos. Agarraderas con patrocinio, además de los clásicos carteles publicitarios, son otras de las apuestas comerciales

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